domingo, 16 de noviembre de 2008

Mi memoria

Con el tiempo su rostro se me ha ido olvidando y cuando busco una foto para intentar recordarlo, la imagen que veo no concuerda con aquella difusa que estaba en mi cabeza. Ese momento, esa sonrisa que yo misma capturé aparecen ahora ¡tan lejanos! ¡tan ajenos!
Mi tacto y mi olfato lo recuerdan mejor. Si cierro los ojos puedo sentir nuevamente la textura de su piel y toco unas formas indudablemente suyas. Siento ese olor que a veces, por un segundo, creo descubrir en alguien que pasa junto a mi en la calle, pero no, ese olor es sólamente de él. Y sí, algunos días, sin que él lo alcance a notar, se le escapa por un momento y llega a mí cada vez que lo extraño.
Así es mi memoria, va por la vida creándome refugios, almacenando las sensaciones táctiles y olfativas de mis felicidades.


octubre 1 de 2007

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